Políticas de movilidad sostenible y recuperación de espacio urbano.
Artículo de Pere Macias en la Revista de Obras Públicas, en el que el autor pone de manifiesto el carácter estratégico de los servicios ferroviarios urbanos, metropolitanos y de cercanías para afrontar con éxito las políticas de movilidad sostenible y de recuperación del espacio urbano con especial referencia a las inversiones planificadas en las grandes ciudades europeas.
El derecho a acceder a todos los edificios de una ciudad en coche privado en una época en la cual casi todo el mundo posee un coche es el derecho a destruir la ciudad. Esta afirmación del urbanista Lewis Mumford, formulada en un remoto 1964, cobra plena vigencia en la actualidad, cuando la emergencia climática exige actuaciones contundentes y urgentes a empresas e instituciones y la ciudadanía reclama un entorno más habitable.
Plenamente conscientes de la compleja situación, las ciudades europeas se afanan en articular políticas públicas para desarrollarse como smart city, favorecer la movilidad activa, racionalizar el uso del vehículo privado, potenciar el transporte público y utilizar a fondo las posibilidades de la digitalización.
Hay que preguntarse, sin embargo, cuáles de estas fórmulas conseguirán ser aplicadas y cómo van a ser asumidas por la sociedad. ¿Vamos a optar por un modelo de máxima tecnificación e individualidad con la introducción masiva de vehículos autónomos? ¿O bien, alternativa o complementariamente, potenciaremos los sistemas colectivos de transporte público? La respuesta no resulta obvia. Samuel I. Schwartz, en su ensayo No one at the Wheel plantea las posibilidades, retos y peligros de la automatización. Algunos expertos pronostican un espectacular despliegue: “A partir de la disponibilidad de la conducción autónoma, el número de vehículos crecerá desde el billón de coches actuales a dos billones y, a cuatro billones, cada veinte años”
Tal incremento se debe a la confluencia en su desarrollo de las dos industrias más potentes de la historia, la automovilística y la de las TIC. El más que probable éxito de los proyectos de esta agresiva coalición acrecienta los problemas de los gestores del transporte colectivo, que experimentan crecientes dificultades para garantizar su atractividad y competitividad y necesitan acometer multimillonarias inversiones.
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