Debemos plantearnos el papel del aparcamiento en la cadena de movilidad y cómo podemos adecuar su rol a través de políticas de desarrollo y transformación urbana.
Porque es necesaria una adecuada provisión de espacios, circulación o estacionamiento, para otros modos alternativos de transporte: vehículos de dos ruedas, eléctricos, compartidos… Ello implica modificar la sección vial. El espacio reservado para el peatón, el transporte público, el vehículo privado tradicional y las nuevas fórmulas emergentes de transporte. Sólo se conseguirá mantener un equilibrio para esta nueva segmentación del espacio viario si somos capaces de imaginar alternativas a espacios actualmente dedicados exclusivamente a determinados usos. El aparcamiento en vía pública debería ser el de más inmediata y fácil reconsideración.
También es esencial revisar el destino a otorgar a muchas superficies de aparcamiento actuales, que pueden quedar obsoletas si tienen éxito las nuevas formas de desplazamiento: coches compartidos, vehículos autónomos o flotas de alquiler. Cadenas modales impensables hace unos años y que conllevan cambios estructurales en la pirámide de la movilidad.
Únicamente con una visión global y sabiendo ponderar los efectos del cambio de paradigma en materia de movilidad que se registra actualmente en las ciudades, se logrará que los nuevos modelos puedan ser aceptados.